jueves, 13 de abril de 2017

Cine cubano: Un tesoro cultural en peligro.






Por Javier Gómez Sánchez


El cine cubano vive momentos muy difíciles. Tan difíciles que ponen en peligro la existencia  y consideración del arte cinematográfico como parte esencial de los logros culturales de la Revolución Cubana. 

Estas dificultades no provienen de la escasez económica de un país pobre y bloqueado. No se originan tampoco en la falta de acceso a la tecnología. Y ni remotamente en una supuesta o real utilización del cine como medio de comunicación para presentar un criterio político contrario a los ideales revolucionarios. No es tampoco el asedio cultural de la industria hollywoodense, ni de la banalización de los contenidos, ni del Paquete.

Pero el proyecto de una ¨industria y artes cinematográficos¨ en  Cuba sufre una hostilidad llevada hasta el límite en el propio país donde el afán y el sueño revolucionarios hizo realidad esas palabras en el nombre de una institución emblemática: el ICAIC.  

Las situaciones que padecemos permanentemente los artistas, técnicos y  profesionales que realizamos este trabajo, provienen de una mentalidad de aversión, desprecio e ignorancia hacia nuestra labor en gran parte de las estructuras del Estado Cubano. 

La enorme cantidad de obstáculos que se ponen para la filmación de una película en Cuba hacen que el cine sea hoy, posiblemente entre todas las demás, la expresión artística más difícil y angustiosa de realizar.
Cada año -y en este mismo momento- varios proyectos cinematográficos nacionales, que cuentan con el financiamiento del Ministerio de Cultura y el ICAIC como parte de la política cultural y en un esfuerzo económico de un país que no renuncia a su identidad artística, ven menguadas sus posibilidades de calidad y de realización satisfactorias.

Sobre esto existe un enorme desconocimiento, incluso dentro del propio Mincult y por supuesto entre el mismo público cubano. 

La política de sometimiento del cine cubano bajo grotescas obligaciones de solitud de permisos de filmación,  por solo hablar del más grave de los problemas, está estrangulando a nuestro cine nacional.
La cada vez más burocrática y muchas veces injustificada exigencia de permisos de filmación ha llegado ya a extremos insostenibles. Llegamos a vivir situaciones tan absurdas como prácticamente tener que pedir permiso para ¨pedir permiso¨. 

El miedo de muchos funcionarios, el terror que produce la sola mención de ¨cámaras¨  en la mente de muchos de estos, las condiciones impuestas por Ministerios y otras instituciones, pero sobre todo, la falta de cultura necesaria, han llevado a incluso exigir un permiso para ¨visitar¨ una institución, no ya para filmar en ella, sino simplemente para ser recibidos por los funcionarios que han sido situados en sus cargos de dirección.

Sin embargo, con mucha frecuencia leemos y escuchamos críticas, reproches, exigencias, de una comunidad intelectual que quiere, con razón, ver un cine cubano con valor técnico, artístico, patriótico y político, hasta con obras que reflejen momentos de nuestra Historia. Sería muy bueno entonces que ese sector crítico, y otros sectores, conocieran el vía crucis por el que deben pasar las películas cubanas y que empeora con los años. Tal vez entendieran el por qué de parte del sentimiento realmente adverso a las instituciones que se puede ver en nuestro cine: 

Para poder rodar una película en Cuba se debe someter inicialmente a un permiso general del Ministerio del Interior, lo cual es psicológicamente traumático para los realizadores pues no olvidemos que se trata de una institución militar, cuando existe un Ministerio de Cultura supuestamente para estos asuntos.
Hace algunos años ocurrió un revuelo debido a la reacción de numerosos actores y realizadores cuando además de la sinopsis que hasta el momento se pedía, se pretendió exigir una copia del guion completo junto a la solicitud. La repercusión en el sector artístico nacional e internacional hizo que se volviera a pedir solo la sinopsis. 

Luego de emitido este permiso general, cuya respuesta puede demorar más de un mes, para el rodaje en lugares públicos se debe pedir otro permiso al Poder Popular, que se toma tiempo en responder. Como casi siempre se necesita filmar en calles, se debe ir a la Dirección de Vías Expeditas del Minint, para pedir otro permiso que permita hacerlo. Luego si dentro de las necesidades esta una escuela, un hospital, un hotel, una fábrica, etc, se debe luego de sortear todas las trabas de funcionarios y gerentes intermedios pedir un permiso al Ministro del sector que se trate y esperar la respuesta, que no debe sorprenderlo si es negativa.

Eso es para una producción sencilla, pero si pretende usted filmar una escena de combate debe pedir además una solicitud de las armas preparadas para tales fines que se encuentran bajo custodia de la Dirección de Armamentos del Minint, la cual puede demorar un mes o más. Al mismo tiempo, una solicitud de permiso a la Dirección de Explosivos del Minint para los disparos que piensa efectuar, que también demora buen tiempo. Después pedir un permiso de uso de armas, explosiones, o disparos a la Dirección de Seguridad Personal del mismo Minint.  

Los avatares para adquirir estopines (para simular impactos de bala), explosivos, polvo para humo, pólvora y salvas, son tan  disímiles, exitosos o infructuosos como obras audiovisuales existen. 

Si tiene una escena que se desarrolla en una playa o en la costa, se debe pedir permiso a Tropas Guardafronteras y si implica una embarcación debe además debe pedir otro a la Capitanía del Puerto. Si se necesita filmar a bordo de la embarcación la crucifixión es más completa: Se debe entregar un férreo listado del personal a abordar con una antelación en la que muchas veces aún no se sabe ni que actores o técnicos van a trabajar. Y si además se le ocurre hacer una toma desde el aire, aun contratando los servicios de una empresa de aviación, definitivamente usted no es cineasta, sino masoquista. 

El uso de drones ha venido a simplificar esta última situación, pero se debe pedir y esperar por un estricto permiso también para esto.

Se debe aclarar que todos estos permisos se deben solicitar y se emiten con fechas que se pretenden sean inalterables, así que si el día que usted pidió filmar en esa calle, tirar esos tiros, montarse en ese bote, en esa playa, vaya, si usted se puso tan fatal que llovió, pues usted debe pedir de nuevo cada permiso pues el que le fue emitido era para ese día y no para el día siguiente. 

A pesar de tratarse todas las mencionadas Direcciones del Ministerio del Interior, no se conoce intención alguna de crear un mecanismo de Ventanilla Única que haga más viable el proceso.  

Por el lado civil la situación puede ser más penosa aún, como la que recientemente vivimos los realizadores de una película en la que una funcionaria de la Universidad de la Habana, negó la posibilidad de filmar en sus edificios, porque según su criterio solamente aprobaría filmaciones ahí de obras cuyas historias se desarrollen en la Universidad.

Es probable que la funcionaria crea estar haciendo cumplir, aunque dudosamente, el ¨objeto social¨ de la institución que le han dado a dirigir.  Y con esa misma mentalidad gerentes y directivos con frecuencia dicen que los hoteles, hospitales, escuelas, no son para filmar sino para hospedar, curar, educar. Aunque pocas veces una filmación afecta las actividades donde se realiza, al contrario, se subordina a ellas. 

Incluso que la funcionaria desconozca por qué el cine y la televisión cubanos necesitan salir a buscar locaciones reales para recrear escenarios y no construyen costosas escenografías en grandes estudios como las que vemos en las telenovelas brasileñas o en las películas norteamericanas, que llegan a construir pueblos enteros para sus rodajes. Es posible que a la funcionaria le encante ver telenovelas brasileñas. 

Porque quisiera saber que aparecería, al menos de producción nacional, en los televisores de esos hoteles, de esas escuelas y de esos hospitales, y especialmente en los hogares de esos funcionarios, gerentes y directivos, sino fuera por el afán de nuestros artistas. Tal vez esa misma obra que obstaculizaron y ni se percaten. 

¿Qué derecho tiene un funcionario, que ejerce un cargo de dirección y una responsabilidad otorgada, de impedir y frustrar un proyecto que ha sido financiado e impulsado por el Ministerio de Cultura, por el ICAIC, por el ICRT, que son también entidades estatales y que tratan con sus recursos disponibles, llevar al pueblo un producto cultural?

Desconocen que el cine y la televisión son además fuente de sustento para muchas familias de trabajadores, que como actividad ingresan divisas al país, con los que se sostiene parte del sistema de enseñanza y producción artística y cultural de la nación. Son frecuentes, con el esfuerzo de productores cubanos, las películas y series extranjeras que vienen a Cuba para contratar servicios de filmación. En vez de ir a Panamá o Rep. Dominicana, nuestros competidores en esos servicios. Lo hacen porque aquí existe un talento y una capacidad  profesional desarrollada. Pero muchas veces se espantan luego de conocer los mecanismos que ponen en peligro el éxito de su inversión, en estos tiempos en que tanto se habla de inversión extranjera. 

Con gran bochorno tuvimos que escuchar de un productor extranjero, al inevitablemente tener que avisarle que los permisos para filmar un combate al día siguiente, no estaban todavía: ¨Si yo llego a saber esto, no traigo esta película para hacerse en Cuba. Si esto aquí es así, no sigan promocionando este país como un lugar para filmar. Hay mucho dinero que está ejecutado pensando en filmar mañana, y por un permiso hay que suspenderlo¨

Estas dificultades no solo las sufre el cine, también la televisión y su organismo productor, el ICRT. Por estos días son muchos los espectadores que disfrutan cada sábado de la teleserie histórica La Otra Guerra, pero cada una de esas noches, al sentarse junto a su familia frente a  la TV para recibir un producto cubano, desconocen que están viendo algo que estuvo a punto de no poder realizarse por muchas de estas situaciones que aquí se han descrito. 

Llega el momento de preguntarse por qué ocurren estas cosas, pero sobre todo con gran frustración, por qué ocurre en nuestro país, donde tanto esfuerzo se ha hecho porque se valore el trabajo y el producto de los artistas. 

¿Es paranoia? ¿Indolencia? ¿Desprecio?

Creo que el origen principal de todas estas situaciones es estrictamente cultural. 

Lo cierto es que no se ha creado la sensibilidad ni la capacidad de entendimiento cultural que se necesita en los funcionarios para que nuestro país mantenga debidamente una producción televisiva y cinematográfica. 

Entonces uno se pregunta: ¿Para que existe un Ministerio de Cultura, si no es para crear esa mentalidad? Un Ministerio empoderado no solo a través de las estructuras del Estado, sino también del PCC, que es el rector principal de las políticas culturales. ¿Para qué existe un ICAIC? ¿Para qué una UNEAC?

¿Si pretendemos los que trabajamos en esas instituciones cultivar a un pueblo, quién cultiva a los funcionarios que nos lo impiden? 

Entonces, como los que trabajamos en la cultura no somos huérfanos institucionales, ni tampoco el público que recibe nuestro trabajo, el cine cubano no puede seguir haciéndose bajo esas condiciones. Se impone que las instituciones culturales se sienten con el Gobierno, el Partido, el Ministerio del Interior, la Asamblea Nacional y todo organismo que lo requiera para que se defina cuál va a ser el entendimiento futuro del arte audiovisual en Cuba. 

Personalmente no creo en Leyes de Cine que actúen, como parece pensarse hoy de tantas leyes, como una varita mágica. Las leyes salen de la evolución del pensamiento y de la voluntad, y no al revés. Ninguna ley, por sí sola, cambiará las mentes de los que deben cambiar. 

Ojalá no llegue el día en que perdamos el primer tesoro cultural que la Revolución puso, junto a la Alfabetización, en las manos del pueblo cubano. 

Que no llegue nunca el día en que esos funcionarios que hoy nos impiden continuarlo, puedan decir satisfechos: 

¨! Uff, qué bueno que ya no viene esa gente de las películas a molestar ¡¨






martes, 9 de julio de 2013

El Miedo, el Milagro y la Magia. El orden invertido de Yadira Escobar


Entrevista para Sopa de Cabilla





Yadira Escobar es una de las voces mas jóvenes de la comunidad cubana en el exterior. Vive en la ciudad de Miami, a donde llego con su familia luego de abandonar Cuba. Su padre y otros compatriotas habían asumido un activismo a favor de reformas económicas y políticas, hoy a tono con los tiempos , pero consideradas intolerables en la Cuba de los 80, que se veía ante los gobiernos republicanos de Ronald Reagan, primero y George Bush después, la Guerra de Angola y la inminente disolución del socialismo de la Europa del Este. 
Pero sin odios ni rencores, la voz de esta artista plástica se une a un coro cada vez mayor en Miami, el de una nueva generación. 



¿Qué recuerdas de tu infancia en Cuba?

Nací en Camagüey, y allí viví hasta mis seis años, cuando junto a mis padres y un hermanito salimos hacia los Estados Unidos. Esos seis primeros años de mi vida me fueron suficientes para crear en mi persona para siempre un vínculo viviente con esa isla. Se fijaron paisajes y personas en mi memoria y gracias a una amiga maestra de la cuadra aprendí a escribir y leer en mi lengua materna pues mis padres estaban decididos a no perder la identidad una vez saliéramos del país. Recuerdo incidentes cotidianos que seguro comparto con muchos 
cubanos, vecinos compartiendo historias fantásticas, remedios caseros para mi hipo y picazos de mosquitos, etc. cada uno iba dejando una marca y creo que como en Cuba se interactúa con tantas personas puede ser que la niñez sea más diversa y rica.  En especial recuerdo las visitas al Museo Ignacio Agramonte y la única vez que vi la roja tierra de la Sierra de Cubitas porque mi abuelo me llevo con el un fin de semana. 

Tuve momentos muy felices, como cuando mi papa me compro un helado muy sobre nuestro presupuesto, otros locos como cuando en medio de un apagón se me aflojo el primer diente y lo oculte por miedo a ser regañada, y otros tristes como la vez que vi a mi padre zafar tablas del portal de la casa para hervir la leche de mi hermanito de meses.

 La aventura mayor en aquella vida muy subida de tono fue la salida del país. Hubo magia, un milagro y bastante miedo. Una familia provinciana puede verse en apuros en la capital. El ultimo día mi papa por la tarde me paseo por el litoral habanero entre otros lugares. Me decía que lo recordara, pues nunca mas volvería a Cuba y aunque el mar entrando entre las rocas era bellisimo no podía disfrutarlo, sentía que todo lo que daba por seguro hasta ese instante, dejaba de existir. Cuando desde el avión vi el famoso Castillo del  Morro y unas distantes palmitas alejarse se me salían las lágrimas. La perdida súbita en un solo día de tu país y todo el resto de tu familia es demasiado traumático para una niña pequeña entender. 

¿Qué provoco la salida de tu familia de Cuba?

Mi padre fue acusado en 1986 de "Otros actos contra la seguridad del estado", y aunque nunca fue condenado por un tribunal, el expediente preparatorio (8/86), además de algunas medidas cautelares ordenadas por un juez, y otros arrestos por causas similares lo empujaron a tomar la decisión de exiliarse bajo el programa de ex-presos políticos que en ese momento dirigía la Sección de Intereses de los Estados Unidos (SINA) en la Habana.

¿Cómo fue tu adaptación a los Estados Unidos?

Muy dura, porque aunque era pequeña sufrí de un golpe la perdida de mis cuatro abuelitos, además porque mi madre salió de Cuba discapacitada y mi padre tuvo que trabajar muy duro para sacar adelante nuestra pequeña familia (1)

¿En tu página te defines como “nacionalista de centro izquierda” , como llevas eso al contexto cubano, y especialmente como lo manejas en un ambiente político como el de Miami?

Vamos por partes. Nacionalista porque me siento sentimentalmente atada a la nación cubana, y esa nación está bajo ataque por poderosas fuerzas que siendo extrañas a la misma, obligan a cada cubano en el deber de ser patriota por encima de todo.

  De centro me siento, porque después de experimentar los extremos de la pasión política ando buscando un ideal centrista que nos ayude a madurar tomando de aquí y de allá las cosas positivas que nos ayuden, como son la tolerancia a la opinión contraria y el respeto a la propiedad, pero también la búsqueda de la justicia social.

  Tengo vetas socialistas, o de izquierda cuando pienso en las grandes injusticias que nos pretender plantear como inevitables realidades de un mundo cruel. No me conformo con la ley del "salvase quien pueda" y creo que no basta la igualdad en las oportunidades, sino que hay que intervenir con la fuerza del estado en todas aquellas aéreas donde el ser humano sea vulnerable a la pobreza, a la enfermedad o al abuso.


¿Qué tipo de sentimiento sobre Cuba veías en los cubanos que te rodeaban de distintas edades en Miami?

 Los cubanos de mi generación perdían por lo general la identidad cultural por causa de la educación pública y la televisión privada, pero en muy pocas ocasiones simpatizaban con los valores de la ultraderecha impuestos a la comunidad por la vieja clase política cubanoamericana, más bien adoptaban valores del mundo cultural anglo-sajón. Por su parte sus padres o parientes mayores, en su mayoría si conservaban su identidad cultural en medio de dudas sobre si el modelo político en la Isla podría soportar las crisis económicas del momento y las presiones del gobierno norteamericano. Casi todos coincidían en que los viajes a Cuba eran buenos, y que el bloqueo era inmoral.

¿Recuerdas como se vivieron por la comunidad cubana algunos hechos puntuales de la historia reciente de Cuba?

 El hecho que más vivamente recuerdo fue el caso del niño Elián. Recuerdo que mi sentimiento del momento fue que le dejaran reunirse con su papá, y hoy cuando pienso en el asunto no dejo de asombrarme del cambio brusco de mentalidad de tantos exiliados, que abandonaban  el discurso conservador a favor de la familia y la Patria potestad, para sumarse en masa al secuestro del niño por parientes, y en contra de la voluntad de su padre natural. Yo como niña, sentí simpatías por el niño que veía en las cámaras de la televisión rodeado de extraños y juguetes inútiles para un chico traumatizado por la muerte trágica de su madre y necesitado de su padre.


¿Ha cambiado Miami, en los últimos años producto de la llegada de generaciones más jóvenes de cubanos?

Miami ha cambiado bastante. Antes era un tabú viajar a Cuba por ejemplo, y ahora todo el mundo está pendiente de Cuba, y no para mal como proyectan los medios de la burguesía aquí, sino para unión y cosas buenas. Se habla mucho mas español por todas partes y las nuevas generaciones que vienen traen consigo una aptitud más responsable con su país de origen del cual no se avergüenzan como anteriores grupos. Tampoco es una generación perfecta, pero sus defectos pueden ser corregidos, y por lo general soy optimista porque veo en ellos una cubanidad sólida.

¿Como es el choque con las generaciones de cubanos anteriores, por ejemplo un cubano que emigro en la década del 60, con uno del 2000, con edades y vivencias distintas?

 Los cubanos que emigraron en los 60, en su mayoría hablan perfectamente el ingles, son republicanos, y admiran culturalmente a los Estados Unidos. Su transculturización es grande, aunque hay áreas donde el mundo anglosajón no pudo penetrar, como son sus comidas y su habito de reunirse y conversar con nostalgia de la Cuba de su niñez. Cuando se encuentran con un cubano venido en el siglo XXI, el abismo es grande, porque el recién llegado no siempre respeta las normas y las formas de unos valores sujetos a otra época, que sobreviven en Miami al igual que persisten en ciertos guettos los dialectos y las manías.  Tampoco es lo mismo criarse en el socialismo que en el capitalismo, y ambos grupos sufren de ciertos prejuicios hacia el otro bando. El cubano de ambos grupos puede encontrarse en áreas culturales, sobre todo en la música cubana.

Buscando escalas intermedias en la pregunta anterior, como se ve la diferencia de los cubanos de 1959 (vinculados al gobierno de Batista) , los de la década del 60 (familias clase alta y media) , década 80, (Mariel y otros), incluso entre los de los 90 (balseros, salidos en el Periodo Especial), y los llegados a partir del 2000, cuando el país vive una situación si no la mejor, más positiva.

 Al triunfo de la Revolución, los primeros en irse son los cubanos vinculados al régimen de Batista. Militares no involucrados en los crímenes de la dictadura también salieron del país, aunque otros se quedaron y todavía viven en Cuba como ciudadanos normales. Los que vinieron a Miami y se libraron de ser reclutados por la CIA , se convirtieron en civiles que tenían que sobrevivir en un ambiente bastante hostil. Sus hijos fueron a las escuelas segregadas del condado Dade, y sufrieron el racismo de los rubios anglosajones que les llamaban "grease head", por la costumbre cubana de la época de usar brillantina en el pelo. En ese ambiente hostil al extranjero muchos volcaron su frustración hacia la revolución cubana y se agruparon para fantasear con la intervención norteamericana mientras sus hijos se americanizaban.

 Luego vino la burguesía, la alta y la media, y hasta los mas bajitos bodegueros, todos tratando de mantener su modo de vida en un país donde eso sale caro, la mayoría no próspero, otros terminaron en la burocracia local que crecía bajo las acciones del creciente "estado del bienestar" y los menos se hicieron más ricos aún invirtiendo de manera acertada sus recursos sacados de Cuba a tiempo, parte de estos manejan la actual "industria de la contrarrevolución".

 Con el Mariel todo fue muy distinto. Llegaban "los demasiados" y la burguesía se alarmó, ya no abundaban los ojos azules entre estos "exiliados", y los recien llegados tenían costumbres un poco plebeyas ante los ojos mas elitistas del grupo anterior. Como en verdad llegaron algunos delincuentes en busca de mayor libertad, la imagen del cubano que huye del comunismo buscando libertad política se desprestigio y la revista "Time" por esos dias saco un titular que decía: "Florida, paraíso perdido". En medio de ese ambiente los cubanos mas decentes tuvieron muchas dificultades para integrarse al sistema, y la mayoría de los "marielitos" arrastra hasta hoy en día una marginalidad legendaria.


En los 90 llega el grupo de cubanos sobre el cual se ha mentido mas. Muchos de ellos llegan como balseros en medio de una crisis económica espantosa en la isla llamado Periodo Especial, y la propaganda trata de decir que vienen en busca de una libertad política explicada con lujo de detalles por radio Martí. Como salían en medio de una crisis seria, y llegaban medio desmoralizados a un Miami intolerante y eufórico ante el eminente derrumbe del estado cubano, muchos de este grupo adoptaron la ideología prestada de la ultraderecha y todavía hoy sostienen un anticomunismo trasnochado inculcado por la prensa panfletaria de Miami. Es un anticomunismo que a menudo llega a ser antinacional, pero que en verdad no tiene raíces profundas en una clase social que no es dueña de nada en un país extranjero.

 Finalmente llegaron los emigrantes cubanos del siglo XXI con un definida intención de mejorar económicamente y un distanciamiento enorme de todas las ideologías, esa distancia puede ser transitoria, y no sabemos que caminos tomara, es un grupo que no es adicto a la lectura, que gusta de ritmos caribeños, y que no hace muchos planes a largo plazo, pero que tiene como ventaja cierto pragmatismo que le hace ver a Cuba con mucha objetividad y sin enredarse en las lecturas políticas del pasado. 

No tienen una embajada cubana que les apoye culturalmente, y están expuestos a la telebasura de Miami, pero espero que los salve su cubanidad natural.

¿Es válido el término “Exilio”?  Hasta que punto hay cubanos que se sienten raros con este término y otros que se sienten negados al de “emigrantes”

Radicalmente hablando muy pocos cubanos pueden llamarse hoy “exiliados”, ya que no les espera la prisión u otros castigos si regresan a Cuba. Pero mientras exista la "Ley de Ajuste Cubano" con todas sus consecuencias psicológicas y políticas sobre nuestra comunidad emigrada, pues la gente se sentirá más cómoda al decir:- “Yo no vine para mejorar, sino buscando libertad y cosas no materiales...yo no soy un latino que viene por necesidad económica”...etc

¿Existe discriminación de algún tipo entre cubanos que hayan llegado por vía legal, balsa, lancha pagando grandes sumas, los llegados muy al principio contra los llegados años después?

 Si por supuesto, las diferencias de por si propician la discriminación, y la gente siempre busca una excusa para sentirse superior a los demás. Los mas antiguos mencionan a menudo el termino ¨balsero¨para marcar distancias y abusar, sobretodo en el terreno laboral desde posiciones de autoridad. También los empleadores tratan a menudo de no hacer contratos formales cuando se enteran que el solicitante del trabajo es recién llegado.

¿En cuanto al tema cubano y sus pasiones, ves diferencia entre las comunidades de Miami y las de Tampa o Cayo Hueso?

 La comunidad de Tampa y Cayo Hueso tiene raíces más profundas en el tiempo, y más seriedad a la hora de evaluar el tema de Cuba. También son comunidades menos influenciadas por el bombardeo de la radio y TV de Miami que tanto apela a los sentimientos irracionales.

¿Ha hecho cambiar Miami también la llegada de emigrantes latinos en los últimos años?

 La llegada continua de latinos ha cambiado la base cultural en todo el sur de la Florida, afectando poco a poco y en la medida  que alcanzan el derecho al voto a las campañas políticas, pero todavía no afectan la voluntad de las élites políticas que persiste en su discurso republicano, y en sus programas antipopulares.

¿Cómo se siente el cubano promedio respecto al término “latino”? ¿Se considera tal o no?

 El cubano se identifica muy poco con la comunidad latina. El latino tiene una permanente conciencia de su desventaja como extranjero, pero el cubano, malcriado en parte por la política migratoria norteamericana que le da ventajas sobre otros latinos, a menudo desconoce su posición en los Estados Unidos confundiendo la política exterior de este país con su real lugar dentro de la sociedad norteamericana.


El paradigma migratorio cubano indudablemente por tradición es “Miami” pero en la práctica esto se está diluyendo cuando la gente prefiere irse a Orlando, o incluso a otros estados como Texas, lugares donde las comunidades cubanas crecen aceleradamente. ¿Has visto este proceso y a que se debe?

 Miami no es una ciudad industrial, y hace mucho que los grandes talleres donde se fabricaba ropa cerraron. El monopolio en la fabricación de uniformes escolares  destruyo en los 90 a muchos pequeños empresarios que fabricaban ropa infantil, y muchos negocios que prestaban servicios a la comunidad vieron como desaparecían sus beneficios en la medida que la crisis paraba los créditos fáciles. Aunque algunos gigantes como Walmart ofrecen empleos mal pagados, por otro lado destruyen a miles de pequeños empresarios que generarían muchos mas empleos que esa multinacional, de manera que no es extraño que los cubanos se marchen a otros ciudades huyendo de una zona donde el envejecimiento progresivo de la población originaria solo deja espacio para planes de salud.



Miami tiene el estigma de ser un páramo cultural ¿Hasta que punto esto es cierto, como se mueve el mundo del arte y la cultura en Miami y hasta qué punto influye la comunidad cubana y sus orígenes en esto?

 Miami es un desierto cultural, pero no precisamente por culpa de la comunidad cubana, sino creo yo, por ser una zona urbana relativamente nueva en la historia de este país, y por el enfoque exclusivamente turístico dado al lugar por los gobiernos locales.

Últimamente Miami se está proyectando en los medios internacionales precisamente como una plaza cultural. ¿De dónde viene esto?

Miami rivaliza con La Habana y otras ciudades en lo cultural como punta de lanza de una voluntad política que desea que Miami sea la "Capital de la America Hispana". Las ferias, los concursos, y otros eventos privados apuntan cada vez más hacia la cultura, pero años de atraso cultural no se superan tan rápido. El pueblo de Miami es trabajador, y trabajando para el capital privado no queda mucho tiempo libre para el arte y la cultura. Luego de una jornada agotadora lo primero para el obrero es buscarse el alimento o pagar sus cuentas, no irse a una galería a conocer artistas locales. Si los gobiernos no se ocupan de la cultura popular es imposible que el mercado lo haga. En Hialeah por ejemplo se repite cada viernes lo más cercano a una actividad cultural pública (bastante comercializada por cierto) conocida como: Viernes Culturales; precisamente en las horas más agitadas y con peor tráfico, cuando muchos obreros necesitan depositar sus salarios en los bancos locales, con pésimos resultados para esa actividad "cultural".



¿Cuánto se conoce en Miami del arte que se hace en Cuba?

Se conoce muy poco, porque los cubanos que mas voz tienen repiten continuamente en los medios, que en Cuba nada sirve, de manera que se practica una "negación de la realidad" con objetivos políticos. Reconocer que en Cuba florece el arte, seria para ellos una derrota ideológica, y mientras persistan en la mala voluntad hacia la isla, no tendrán ojos para su realidad artística. Cuando he estado en Cuba, he visto como entran continuamente a las galerías de artes plásticas personas de todo tipo, como estudiantes, obreros, abuelas que recogen a sus nietos del colegio, y hasta uno que vi con un pan envuelto en un cartucho bajo el brazo. Quizás no son expertos en artes visuales, pero evidentemente son los más deseables visitantes. Espero que en Miami cada vez más se conozca no solo el arte que se hace en Cuba, sino su vinculo con el cubano de a pie.


¿Asimila fácilmente el ambiente artístico de Miami el arte que se hace en la Isla?

 No del todo, porque primeramente está el problema gremial; la competencia. No nos olvidemos que los artistas plásticos en Miami están bastante desamparados por los gobiernos locales, y no todos logran vender sus obras a Hospitales ,bancos o coleccionistas millonarios, de manera que existe un celo que les hace a menudo tener una aptitud de  distancia hacia los pintores de la isla, o sea hacia su competencia. Vivimos aquí en una sociedad de mercado donde el cliente decide bastante sobre la creación artística, y a menudo los pintores de la Isla desarrollan temas polémicos que pueden escandalizar a un potencial comprador, por lo que es arriesgado tratar de comercializar una obra polémica, y se opta por una vía más conservadora como la del retrato, que siempre está en demanda, rechazando la influencia del trabajo que se hace en Cuba.

 De alguna manera el pintor en la Isla es un poco más libre para escoger temas para su obra.

 Yo misma personalmente he visitado galerías en Cuba y he visto obras casi subversivas colgadas ante la vista de todos, porque el clima general es de mucha tolerancia hacia la expresión libre, aunque también he visto una insistencia en algunos pintores cubanos en contenidos que provoquen escándalo, como si se enfrentaran como la antigua vanguardia a una sociedad burguesa regida por gustos inmovilistas, cuando en realidad viven dentro de una sociedad bastante distinta, y que no necesita del escándalo para revolucionar valores. 

Amelia Pelaez fue parte de una vanguardia que revoluciono los patrones para evaluar el arte en Cuba, lo cual hizo con buen gusto y sin apartarse de la exigencia del público en general en Cuba, pero algunos pintores actuales en Cuba, podrían desarrollar un elitismo que los aparta demasiado del gusto popular y de la clase trabajadora no iniciada en los secretos y códigos de un arte creado deliberadamente para unos pocos iniciados.

Performance Aktion 135 , realizado por estudiantes del Instituto Superior de Arte de La Habana y el artista austriaco Hermann Nitsh ante un publico de 300 personas en la XI Bienal de La Habana.

 En Miami hay tanto culto a una Cuba pasada que casi se puede considerar adicción, y como todas las adicciones se convierte en refugio. Crees que mucha gente mayor y no tan mayor, se han convertido en desterrados del tiempo, gente que les aterrorizaría ir a La Habana y encontrar un centro comercial moderno, gente comprando electrodomésticos, escuchando música en sus Backberrys y Iphones desbloqueados, y prefieren mas las imágenes de una Cuba  exclusivamente de penurias y  edificios derruidos.

Existe en Miami cierta costumbre reaccionaria de mirar mucho hacia atrás, y no solo hacia los años anteriores a la revolución. Ya algunos añoran hasta la época antes del derrumbe del campo socialista. La modernidad asusta sobre todo a  grupos humanos que al emigrar se pierden etapas intermedias de evolución social en sus sociedades originarias, de manera que para superar esa tendencia hay que mostrar con paciencia a  nuestra comunidad las maneras de cómo lidiar con el cambio en su isla, imaginada de forma distorsionada. El primer paso es no huir de la fuente del temor, sino montarse en un avión y superarla visitando la nueva realidad. Actualizar las emociones no toma mucho tiempo, solo se necesita un poco de apoyo de parte de los cubanos de la Isla, que te reciban sin prejuicios, y con amabilidad, y ya eso está ocurriendo. El tiempo ha pasado y Cuba ha cambiado muchísimo sin perder soberanía, ya la guerra fría se acabo hace mucho, pero en las mentes a veces permanece el inmovilismo más grande que existe; el de las memorias.


Centro Comercial en La Habana

Como viste a Cuba cuando la visitaste ¿Era lo que esperabas?

 Yo viaje directamente a Camagüey, y la vi llena de vida y optimismo. Después de tantos años viendo en la televisión de Miami solo baches y paredes despintadas como visión de Cuba, fue refrescante ver la realidad llena de luz y de gente sencilla llenita de proyectos e ilusiones. Toda la propaganda del mundo no puede ocultar la realidad y aunque si vi calles con baches y algunas paredes despintadas vi una provincia, y un país donde a pesar de los problemas existe una crítica a los mismos y una voluntad de superarlos con reformas valientes. Me sorprendió lo sociables y atentos que son los cubanos de la Isla, y el ambiente general de cultura. Las obras de teatro, las exposiciones de pintura y las ferias de libros a pesar de las dificultades económicas del país son algo de valorar.


Camaguey, Cuba

¿La historia de tu familia afecto de alguna forma el viaje respecto a las autoridades cubanas?

De ninguna manera. No podría esperar mayor respeto y profesionalidad en las autoridades desde el arribo hasta la salida. Regrese a Cuba 15 años después de haber salido, y lo hice con cierto temor, y no solo por la propaganda negativa, sino por nuestra experiencia como familia, pero la realidad supero cualquier temor y mejoro  mi visión del problema cubano. Yo no puedo predicar reconciliación, y no practicarla, por eso después de mi viaje se me ocurrió crear el slogan "Sin Odios ni Rencores" para la organización que dirigía mi papá en Miami.

¿Cómo fue tu experiencia con la exposición que intentaste llevar?

 En marzo del 2012 fui invitada formalmente para exponer mis óleos en Camagüey y aunque yo pagaría por todo el costo del proyecto, tendría la satisfacción de exponer por primera vez en un espacio público mi trabajo. Esa primicia se la quería regalar a mi ciudad natal, y comencé al regresar a Miami con los preparativos, pero antes debía solicitar la licencia necesaria al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, y la respuesta de ellos fue negativa. En dos ocasiones que solicite dicho permiso, me contestaron (de forma escrita y hasta oral por teléfono) diciendo que no era legal, y que era "negociar con el enemigo". Por supuesto que en este proyecto no ganaría yo ni un centavo, así que no estaría violando las leyes del embargo a Cuba, pero ellos insistieron con giros burocráticos enredando la gestión en el tiempo hasta que paso el año y en la fecha programada no pude llevar mis óleos a la tierra donde nací. (2)

¿Pudiste finalmente llevar tu arte a tu ciudad, tienes planes de hacerlo en el futuro a pesar de las dificultades?

  Todavía no lo he logrado, pero jamás renunciare al proyecto original y por tal motivo esas pinturas no están en venta, ni serán expuestas públicamente hasta que no lo haga en mi Patria.




Has incursionado en los medios de comunicación de Miami planteando tu visión. ¿Cuales han sido las reacciones?

En Miami es muy difícil plantear otra visión alternativa a la establecida por la extrema derecha. Aún así pude hablar sobre mi proyecto artístico, la negación del Tesoro y mi visión política del asunto en dos ocasiones por el canal TeleMiami en directo, y con llamadas telefónicas de los televidentes. También me dirigí a varios periódicos, pero todos se negaron a hablar sobre el tema, y algunos periodistas en privado me llegaron a decir que eso no les convenía a ellos. Me imagino que para la extrema derecha mi centrismo puede parecer puro comunismo pero esas posiciones ya son cosa del pasado y cada vez más se irán diluyendo en visiones más constructivas para la comunidad.

¿Por qué después de lo que le ocurrió a tu familia no le das cabida al odio?

Lo que mi familia vivió en Cuba a principio de los 90 fue bastante traumatico y hay personas que son responsables de ello. Pero mi familia tienen un carácter moral basado en fundamentos religiosos judaicos, y toda nuestra conducta deriva de principios que para nada coinciden con ese rencor o venganza que sobrepasa la responsabilidad individual de los culpables. Quienes nos maltrataron son sujetos con nombres y apellidos, no vamos a pasar la culpa a Instituciones u Órganos del Estado y mucho menos al resto del pueblo cubano que es quien en definitiva recibe los beneficios del perdón y la reconciliación.

Las elecciones presidenciales pasadas fueron un duro golpe para los republicanos y por supuesto para el lobby cubano de derecha ¿Qué ha hecho cambiar al electorado de Miami?

El pueblo de Miami es en su mayoría trabajador y decente, y ha tenido que soportar durante años a una clase política corrupta y enemiga de la democracia verdadera, pero hasta ahora no había llegado a la madurez política de entender que los profesionales de la política derechista no los representan a ellos, y gran parte de este despertar demócrata se debe al golpe traumático de la crisis del capitalismo local, nacional y mundial.

Hiciste un trabajo de divulgación sobre las protestas en Miami, el movimiento Occupy, ¿Por qué fueron estas más limitadas o tímidas que en otras ciudades?

 Miami es una ciudad de derechas, donde los medios radiales, televisivos y escritos responden a los intereses de los que tienen dinero, mientras el pueblo trabajador ha sido hasta ahora tímido en su voto, y en su activismo político, de manera que de alguna manera dejaron al movimiento cívico abandonado a su suerte, mientras la televisión describía las protestas como cosa de antisociales y drogadictos. También el movimiento no insistió demasiado en organizarse, ni tener líderes o política definida, y en mi opinión no hizo un trabajo de captación en otras áreas de la sociedad civil quedando como un gesto anárquico de estudiantes y desempleados ante la opinión pública.

¿Qué crees que pase en Cuba en un futuro cercano y que es lo que desearías, dos cosas que no siempre van juntas?

Creo que Cuba tendrá éxito en sus reformas, y que no hay peligro de que las mismas propicien el desmantelamiento del Estado, aunque me preocupa la decadencia moral en importantes grupos sociales de la isla. El mercado tendrá más espacio en Cuba sin llegar a situaciones caóticas, y los derechos civiles se ampliaran aún más, pero sospecho que un sector minoritario aprovechara las reformas egoístamente para beneficio propio entrando en conflicto con el interés general, lo que puede  llevarle a chocar directamente contra el Estado al cual tratara de subvertir si encuentra debilidades en el sistema. Como el orden es la base de la vida social no me gustaría ver a los cubanos chocando entre si y retrasando las reformas del sistema. Me gustaría que la propiedad privada tenga su espacio legal, sin llegar a concentrarse demasiado y que Estados Unidos tenga plenas relaciones diplomáticas con Cuba, pero que los cubanos no pierdan los logros de la Revolución, que no solo fue justa y necesaria, sino que estableció derechos colectivos que no deben perderse.

Me gustaría también que en Cuba se desarrollara una cultura cívica y moral, que algunas malas costumbres sean superadas, sobre todo distinguiendo lo público de lo privado. Que en los espacios públicos unos no impongan a los demás sus credos religiosos, sus moralismos, como tampoco las indecencias y groserías que ofenden el derecho ajeno. Cada persona tiene un espacio que debe ser respetado, incluso un espacio sonoro. No hay nada más agresivo que un altoparlante puesto en la tapia del vecino obligándolo a escuchar un ritmo particular. Si aprendemos a convivir de manera civilizada avanzaremos más rápido que con largos discursos.


(1)  Un registro policial en su casa fue realizado con violencia innecesaria. Su madre sufrió secuelas por lesiones cerebrales.

(2) Por la parte cubana no hubo trabas.